Todo este cúmulo de galardones premia su brillante trayectoria de triunfos como bailarina y profesora de marinera norteña, cumpliendo 45 años de intensa y fructífera labor en este hermoso campo de difusión cultural de las danzas folklóricas de nuestro país, de manera especial, como maestra de la marinera norteña, de cuya prolija labor surgieron excelentes concursantes de marinera, muchos de los cuales lograron subir al podio de campeones y campeonas nacionales de marinera. Y es que no solo es práctica o técnica lo que se necesita para alcanzar la perfección en este exigente y exquisito baile nacional; se requiere poseer dotes de auténtica maestra, de compartir los secretos del baile sin egoísmo alguno, de ser muchas veces consejera, amiga y confidente, de brindar confianza y seguridad al concursante, de afiatar esa relación vinculante con los padres de familia para lograr el apoyo emocional, requisitos necesarios para triunfar. Es decir, para ser profesora y preparar para los concursos, se requiere entrega y dedicación plena a sus pupilos, tener carisma y empatía, hacerse querer y respetar de manera espontánea y con autenticidad. Todo esto y mucho más es lo que siempre resumió en su vida nuestra querida y respetada Sonia Porras y cuya mayor muestra de su triunfo está en su originalidad y exquisitez creativa como bailarina, su sencillez, humildad, nobleza y calidez como persona, ajena y distante a toda manifestación de soberbia o altanería. Precisamente, su profunda sensibilidad la llevó a crear una fundación para enseñar marinera, gratuitamente, a los niños de escasos recursos económicos de la ciudad (2009). Quienes hemos tenido el privilegio de conocerla muy de cerca y pudimos compartir sus inquietudes artísticas y sus sueños, podemos dar testimonio de todo lo expresado en estas sencillas líneas que trasmiten admiración, gratitud y reconocimiento a una gran campeona, maestra inigualable, ejemplar mujer como esposa y madre, y excelente amiga.